Buenas tardes (22/04)
Hoy os dejamos este cuento de buenas tardes para que reflexionéis un poco.
Todos tenemos nuestras cualidades y nuestros defectos (sí, hasta los que dicen ser perfectos). Por suerte, cada persona posee unos diferentes, lo cual significa que somos distintos y que podemos aprender unos de otros. Toda luz proyecta una sombra. Así que en cada sombra, en cada defecto, hay una luz, una virtud iluminando. Esto significa que tenemos que aceptarnos como somos, y que cada cualidad y cada defecto son dos caras de una misma moneda.
Para ver esto más claro pensemos ¿quién no tiene algún defecto físico o algún aspecto de su personalidad que le gusta menos?
En cuanto a los defectos físicos (a no ser que tengamos algún problemilla de nacimiento) son relativos. Relativos en el sentido de que los cánones de belleza han ido cambiando a lo largo de la historia, y lo que ahora son unos kilitos de más, antes era la belleza buscada. Por lo que hay que darles la importancia justa.
Podemos hacer ejercicio para encontrarnos mejor (tanto física como psicológicamente) llevar el tipo de ropa de nos sienta mejor… Pero todo para gustar a la persona más importante, a nosotros mismos.
Y lo mejor es que “entre gustos no hay disgustos”, y lo que no le guste a una persona le va a gustar a otra.
Lo importante es aceptar los defectos y hacerlos nuestros, pues es una parte de nuestra identidad. Por ejemplo Rossy de Palma (todos sabemos que no es la más guapa) ha sabido sacar lo mejor de sus defectos, y ha sido imagen de firmas importantes.
Aceptarnos como somos nos va a ayudar a potenciar nuestras virtudes. Sólo cuando nos hayamos aceptado (que no significa resignarnos) podremos dejar de luchar contra ellos.
Es una energía perdida, pues no vamos a crecer o dejar de tener pecas. Esa energía la utilizaremos para fortalecer lo bueno que tenemos, y los defectillos pasarán desapercibidos.
También solemos tener algún rasgo de nuestra personalidad que nos gustaría cambiar.
Lo importante es no justificarnos y quedarnos en el “es que yo soy así” “al que no le guste que se aguante”. Se trata de admitir aquello que queremos mejorar y comprometernos con nosotros mismos para ir consiguiéndolo.
Tenemos que identificar en qué momentos sacamos ese defecto y pensar qué otras opciones más adecuadas hubiera habido. En aquellas ocasiones que seamos capaces de manejar mejor ese rasgo premiarnos y decirnos que somos capaces de hacerlo.
Lo importante es empezar y ver qué podemos comportarnos de otras maneras, así tendremos más opciones para reaccionar.
Uno de los errores que solemos cometer, y que nos impiden aceptarnos es la comparación con los demás. Es un error muy grande, pues prestamos más atención a los demás que a nosotros, y lo más seguro es que encontremos a alguien mejor y que perdamos. Además, siempre veremos aquello que no tenemos en los demás.
Podemos fijarnos en los otros pero con el objetivo de aprender de ellos, no de ver qué tienen ellos que no tengamos nosotros.
Os recomiendo hacer un listado de adjetivos y que marquemos unos 15 buenos y 5 malos, ya que todos funcionamos con más cualidades.
Una vez reconocido algún defectillo seguir las pautas de arriba y conseguir sacar lo mejor de nosotros.
Para los más pequeños, os proponemos colorear el dibujo, y dibujar las flores que han crecido gracias a la vasija.